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martes, 14 de octubre de 2014

DEFINITIVAMENTE LA EDUCACION SE ENSEÑA EN CASA

En épocas no muy distante nuestros padres por humilde que fueran, nos establecían claras reglas de comportamiento y conducta ante ellos, las personas mayores y ante Dios, reglas que iban acompañadas de claras advertencias de castigos que iban de acuerdo al tamaño de la regla violada o pasada por alto, en caso tal se nos ocurriera.

Era muy importante aceptar a Dios como ser omnipotente creador del cielo y la tierra y ante quien deberíamos siempre respetar los mandamientos so pena de perder la bendición divina, también era muy importante no estar de imprudente cuando los mayores hablaban, respetar a los mayores y ser obediente a nuestros padres, eso entre otras cosas, además de lecciones como, lo que se encuentre y no sea suyo devuélvalo porque lo único que es suyo es lo que sus padres le den o lo que se gane con el sudor de su frente cuando este grande, estudie porque es la única manera de salir adelante, si no estudia va a terminar siendo un bruto como yo y no va salir de pobre

Los domingos no se podía perder la misa de las siete de la mañana, entre otras cosas porque era nota de religión y se aprovechaba para recibir la gracia de Dios en familia y de paso al terminar la eucaristía, conversar con familiares, conocidos y amigos, antes de partir a casa nuevamente.

Nuestros padres tenían claro que la educación de sus hijos como individuos, como persona dependía de ellos, de la disciplina, de sus orientaciones para enrumbarnos por el camino del bien y que en la escuela se iba a aprender los conocimientos fundamentales en matemáticas, ciencias, religión y demás materias que nos hacían personas con conocimientos e iban alejando de la ignorancia

Lamentablemente en la sociedad de hoy y gracias a los cambios impuestos por nuevas normas que buscan proteger según sus fundamentos los derechos de niños y jóvenes, los padres fueron perdiendo autoridad y el maestro cada vez fue más encasillado en el papel del profesor, no de guía ni de orientador para preservar las buenas costumbres, generando que nuestra sociedad entrara en el caos que hoy nos tiene sumido, donde la perdida de los valores fundamentales, el irrespeto a los demás y “el libre desarrollo de la personalidad” maniataron a padres y educadores en la educación de los hijos y quienes deben asumir el papel de sacar en un futuro inmediato a nuestro país adelante

Padecemos en estos momentos de niños y jóvenes sin autoridad ni temor a Dios, desinteresados en salir adelante en ser mejor personas o en vivir la vida con decencia y respeto a los demás, sé que no es general esta situación y que en muchos hogares se dinamizaron las cosas y se evolucionó a nuevas reglas y estrategias para mantener el respeto, la obediencia y el cumplimiento de obligaciones y deberes, sin violentar sus derechos

Pero en muchas familias de todos los estratos, reina la anarquía de jóvenes indisciplinados, irrespetuosos y caídos en vicios que además de ser un gran problema para la sociedad son personas solas, perdidas en la vida sin orientación, ni patrones de conducta que los lleva al ocaso tempranero gracias a que son presa fácil de la droga y de los grupos delincuenciales donde les ofrecen un estatus y el derecho a ganarse un respeto que siempre termina tres metros bajo tierra, después de provocar mucho daño y sufrimiento a la misma sociedad que tumbó la estructura fundamental de su educación para imponer una importada de otras regiones del mundo y a las cuales aún no logramos amoldarnos ni amoldarlas a nuestra realidad con plenitud.

Como padre de familia solo puedo decir que lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es desde recién nacidos brindarles mucho amor y cariño, eso les brinda la seguridad necesaria que posteriormente va formar su carácter y personalidad, inculcarles la importancia de Dios en nuestras vidas, brindarles la educación basada en el respeto, la honestidad y la decencia hacia los demás y hacia ellos mismos, motivarlos siempre a imponerse metas y trabajar duro para que por sus propios medios logren cumplir sus sueños y eso se logra procurando no darles todas las cosas masticadas, sino que siempre ellos contribuyan en el logro desde las metas más sencillas como caminar, hasta la más grande como esforzarse en sacar buenas notas y felicitarlos por eso, y así para cuando ya sean adultos vivan sus vidas a plenitud y puedan disfrutar plenamente de la felicidad, el ser buenas personas y lograr el éxito con esfuerzo y dedicación. Siempre en procura de un hombre nuevo para nuestra sociedad.

Nada de lo anterior es fácil pero siempre será mejor que vivir la desgracia de una familia sin futuro, sumida en la violencia, el irrespeto y el dolor constante , camino a la destrucción.


Alex Miranda Ch

Periodista

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