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jueves, 8 de agosto de 2013

¿CUAL FUE EL CAMBIO POR EL QUE MALAMBO VOTO?

Cuando la gente de Malambo se volcó a las urnas en octubre del año 2011, no solo lo hizo para castigar la mala administración y la arrogancia que envolvía la administración de Adolfo Bernal y su jefe político Robín Hernandez con toda su corte.

La gente en verdad salió a votar por un cambio de actitud en el manejo del municipio, de sus recursos y hasta de la gente que estaba al frente de los cargos públicos del municipio, muchos de los cuales ya completaban ocho años inamovibles en los puestos y con resultados lamentables para el municipio, pero muy beneficiosos para ellos y su jefe político.

Pero a pesar de los cambios implementados en la mayoría de las dependencias con la llegada de profesionales naturales o residentes en el municipio, hasta ahora el municipio siente que el cambio por el cual votaron no ha llegado y por el contrario con el paso de los días se esfuma entre escándalos y denuncias de corrupción y desgreño, gracias a la aplicación de las mismas practicas por las que votaron en contra.

Están muy equivocados quienes piensan que Malambo le exigiría a Víctor Escorcia la realización de un millar de obras o el saneamiento fiscal inmediato del municipio o la solución final de los problemas de servicios públicos del municipio, claro que se esperaba que poco a poco se llegara a ello e incluso no había inconveniente si se daban muchos pasos para que quien siguiera terminara el proceso.

El cambio que la gente esperaba era funcionarios locales con humildad, honestidad e interés de sacar al municipio adelante por encima de los intereses particulares o personalistas, funcionarios de a pie, que atendieran la gente en los pasillos, en sus oficinas y que ayudaran a recuperar la confianza de la comunidad en la nueva dirigencia política que parecía gestarse con la elección de Escorcia Rodríguez.

Pero aun que algunos funcionarios se esfuerzan en mantener su sencillez y trabajar cerca a la comunidad, también es cierto que lamentablemente un grupo bastante numeroso, se han distanciado de la comunidad e incluso de los lideres que ayudaron al proceso de elección, revistiéndose en un halo de arrogancia y prepotencia que sorprende, pues varios de ellos eran profesionales comunes y corrientes, que vivían del día a día como muchos en el municipio y hoy de la noche a la mañana los vemos montados en lujosos vehículos, motos y casas de varios pisos, bienes materiales que ajeno a la manera como los hayan adquirido, los ha hecho creerse seres superiores desde el pequeño espacio de poder que manejan, creyendo que el mismo durara para siempre.

A esto sumemos los procesos de corrupción que se están empezando a develar en todos los frentes de la administración, bajo las mismas estrategias de las anteriores administraciones y a veces con los mismos coprotagonistas, hecho que ha generado en un desencanto total de una comunidad que esperaba más de un alcalde que ha mostrado poco carácter y determinación en imponer su liderazgo, lo que no va a permitirle  enrumbar las riendas de su administración, pues tocaría asumir la responsabilidad de expulsar a varios de los arrogantes funcionarios que boicotean el proceso y cortar de raíz las bondades que a lo largo de estos dos años de gobierno ha tenido con los dirigentes políticos de su partidos y los aliados que le ayudaron a elegir y que hoy guardan testimonios escrito de ello y con lo cual hacen cumplir los pactos, muy a pesar de las posibles consecuencias políticas y administrativas que puedan implicar.

En conclusión. Lo que Malambo esperaba de la administración del cambio era que realmente hiciera un mejor Malambo posible con sencillez, humildad y compromiso en sacar al municipio adelante, pero a medida que pasan los días, es indudable que de esas premisas se esta cada vez más lejos, pero paradójicamente cada vez más cerca de las viejas practicas de corrupción y soberbia por las que tanta gente salió a votar en contra. 


Alex Miranda Ch
Periodista