Indudablemente este mundial
no solo fue histórico en las estadísticas de la participación de nuestro país
en las justas mundiales de fútbol y en la cantidad de goles marcados por un
nacional en esta clase de eventos mundialistas, con los seis goles alcanzados
por James que lo ubican como el segundo jugador más joven después de Pelé, en
marcar seis goles en un mundial.
También es histórico por el éxtasis
que nos produjo a todos los colombianos el juego bonito, seguro y contundente
de nuestra selección, seguridad y determinación que por arte de magia se transmitió
a los más de 47 millones de colombianos que partido a partido seguimos con
mucha pasión a nuestra selección para deleitarnos con su lindo juego y sus contundentes
victorias
Pero más allá del éxtasis de
la alegría y la felicidad que nos dieron estos gladiadores del campo de futbol,
los colombianos nos vimos bañados con un torrencial aguacero de optimismo y fé
en nosotros mismos como nunca lo habíamos vivido, una histeria positiva colectiva
que nos mantuvo muy felices, muy seguros y decididos a seguir adelante a pesar
de los muchos problemas que aún padecemos
Nos sentimos especiales,
insuperables y por qué no decirlo, soñamos con demostrar que podíamos ser los
más grandes de américa, sueño que no se truncó, sino que en el fondo sentimos
que nos lo robaron con el pésimo arbitraje del español Carlos Velasco
Hoy varios días después del
histórico encuentro Colombia Brasil, donde el equipo que pedía de manera
desesperada e incesante al controvertido
arbitro que acabara el juego, no fue
Colombia y donde su estrella James Rodríguez, debió ceder dos veces su camiseta
a pedido de Neymar en el primer tiempo y de David Luis al concluir el partido y
luego del apoteósico recibimiento de la selección en Bogotá y la de Teo y
Carlitos Bacca en Barranquilla y Puerto Colombia, solo deseamos que por favor,
no perdamos el entusiasmo, que los colombianos sigamos manteniendo ese
optimismo que nos mantenía unidos, sonrientes y orgullosos, que la fé en
nosotros mismos como pueblo, como raza no decaiga y por el contrario aprendamos
a entender que el trabajo en equipo, sumado a la fé, a la disciplina, la buena
voluntad y el creer en uno mismo da como resultado inevitable el éxito
Y eso fue lo que desde
nuestro punto de vista realizó el excelente director técnico José Pékerman, no
sólo se tomó el trabajo de seleccionar con mucho cuidado a los 23 mejores
guerreros, no sólo por sus cualidades futbolísticas, sino por sus cualidades
personales y su capacidad de entendimiento, para uno a uno trabajarlos y concientizarlos
de la importancia de trabajar en equipo, de entender que aunque individualmente
son muy buenos, unidos podían ser excelentes, un grupo compacto con una sola
idea y un sólo objetivo, cosa que no sólo el técnico hizo muy bien, sino que
los jugadores supieron asimilar y poner en practica dentro y fuera del campo,
ante los medios de comunicación y de la gente
Lo que a la postre los
convirtió junto con todos y cada uno de los 47 millones de hinchas en Colombia,
en una sola familia humilde, trabajadora y sencilla que encontró la felicidad
en el trabajo en equipo, en la fé en nosotros mismo y el optimismo que genera
los resultados de la disciplina y la buena voluntad.
Dios permita que no se nos
olvide esa gran estrategia Pékerman y que los colombianos seamos capaces de
seguir aplicándola a nuestra vida diaria, en nuestras familias, en nuestro
trabajo, con nuestros amigos y especialmente en nosotros mismos.
Porque definitivamente quedo
demostrado que con fé en nosotros mismos,
el trabajo en equipo, disciplina y
aptitud positiva. Se puede mantener la unidad de nuestro pueblo en medio de le
felicidad y el optimismo, el mismo que aún nos embriaga y que esperamos perdure
por muchísimo tiempo.
Gracias profesor Pékerman!
Alex Miranda Charris
Periodista
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