Resulta lamentable el gran
gasto que hace el estado para financiar un debate electoral tan importante como
es la elección de presidente de la república y con el cual se va entregar la
responsabilidad de dirigir los destinos de nuestro país a una persona cuyas
propuestas e ideologías tendremos que soportar o asumir por decisión de las
mayorías en homenaje a la democracia.
Lo lamentable no es el
proceso de elección como tal, sino el hecho de que por desinterés de nosotros
los ciudadanos y por mera estrategia de nuestra clase política nacional, el
pasado domingo 24 de mayo, apenas el 44% de los colombianos hayan acudidos a
las urnas, donde en sectores como la costa atlántica el abstencionismo alcanzó
porcentajes hasta del 75%, con respecto al número de personas habilitadas para
sufragar.
Estrategia porque ningún o
muy pocos senadores, representantes a la cámara y gobernantes de los partidos
de gobierno, movieron una paja para poner a funcionar las maquinarias políticas
que les permitió mantener o asegurar una curul en el congreso de la república,
gracias a la mermelada que en muchos de los casos venían recibiendo precisamente
del presidente candidato al que según alianzas juraron respaldar y apoyar.
Pero por que precisamente
los señores padres de la patria en su mayoría amigos del presidente candidato
hicieron tan poco para mostrar su poder electoral justo cuando este lo
necesitaba?
No queremos llegar a pensar
que todo se hizo con el fin de forzar la segunda vuelta, solo con el fin de
obligar de manera elegante y estratégica al ahora necesitado presidente
candidato a negociar el pastel burocrático que va a generar un nuevo periodo de
gobierno, desde ministerios y dirección de entes descentralizados, hasta
grandes contratos y acuerdos políticos con miras a los procesos electorales
locales del otro año, entre otros.
Negociar ahora y por
adelantado en un acuerdo donde todos saldrán a aceitar y mover sus grandes o
medianas maquinarias, con la seguridad de que sus votantes como borregos
esperan pacientemente que regresen los sancocho, las camisetas y el transporte
para salir a ejercer su legítimo derecho
al voto, esta vez y como si nada hubiera
pasado 20 días atrás, dispuestos a abarrotar las filas de cada puesto de
votación en todos los rincones del país.
Seguramente muchos de
ustedes se preguntaran. ¿Bueno y como entran en esos acuerdos los partidos
políticos cuyos candidatos no alcanzaron la votación necesaria para llegar a
segunda vuelta?
Pues será muy fácil porque
seguramente escucharemos a nuestro presidente candidato acoger algunas de las
propuestas de Clara López y/o de Enrique Peñalosa si los dos o alguno de los
dos logra precisamente los acuerdos necesarios para pactar y hacer pública las
alianzas.
Y es entonces cuando veremos
en una eventual victoria a una alianza de gobierno más grande, con dirigentes
de todos los sectores políticos e ideológicos del país, desde la derecha de los
conservadores, de cambio radical y del partido de la U, la centro derecha del
partido liberal y la izquierda del polo y porque no, la de Petro, en un mosaico
interesante pero difícil de mantener en tiempo y espacio de cuatro años de
gobierno.
Pero como todo esto es una
simple suposición de este servidor, basada en la terrible desolación reinante
en todos los puestos de votación el pasado 24 de mayo y donde se evidenció una
vez más que el voto de opinión es una poderosa herramienta que en Colombia está
en vía de extinción, no solo porque no existe el más mínimo interés de
expresarnos de manera voluntaria y autónoma en las urnas, eso para qué? si al
fin y al cabo los políticos nos han enseñado que votar tiene un costo o una
ayuda como le llaman, aunque la factura que nos pasen después sea muy superior
a los beneficios que momentáneamente nos puedan ofrecer.
Lo cierto es que ahora
nuestra realidad es quizás la más polarizada de los últimos años, con una
ultraderecha guerrerista motivada por su estrecho triunfo en primera vuelta y
una derecha moderada en alianza con otros sectores ideológicos, que deben
trabajar a fondo para mantener el poder y las posibilidades de un acuerdo de
paz con la guerrilla más antigua del mundo. La Farc.
Pero de igual manera solo
nosotros y nada más que nosotros los ciudadanos y votantes, somos los que a última
hora y por determinación propia, quienes el próximo domingo 15 de junio,
escogeremos el camino que queremos que lleve nuestro país a partir del 20 de
julio,.
Por eso primero piense y luego vote.
Alex
Miranda Ch
Periodista
Alex, o vemos el vaso medio lleno o medio vacío. Creo que deberíamos verlo medio lleno porque el voto de opinion, al menos en la costa, es proporcionalmente mayor al voto amarrado. Generalmente el abstencionismo está alrededor del 60% y en esta ocasión estuvo en el 75% al parecer sin la maquinaria. Por tanto, puede inferirse que el voto de opinión está alrededor del 25% frente al 15% que dejó de votar el pasado 25 de Mayo ante la ausencia de las maquinarias. Creo que aún hay voto de opinión y creamos que está en aumento.
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