Mientras Barranquilla
muestra con orgullo la avenida al rio en un inmenso esfuerzo económico por
devolver la mirada a la ciudad hacia la majestuosidad del rió magdalena y el gobierno de soledad
propone incesantemente que esta obra se extienda hasta los municipio vecinos,
sumado a los recientes anuncios del gobierno nacional de la firma de la primera
fase del dragado del rió magdalena para recuperar su navegabilidad, con grandes inversiones que inicialmente se desarrollarían de Barrancabermeja a barranquilla
con el fin de regresar la época dorada a muchos municipios del magdalena medio
y bajo que brillaron en la prosperidad cuando por esta afluente se transportaba
toda la mercancía y todo el desarrollo del país.
Los habitantes de Malambo
vemos con mucha tristeza como al paso de los años y gracias al desconocimiento
y desinterés de los múltiples mandatarios forasteros ajenos a nuestra realidad,
poco a poco se fueron perdiendo las Ciénegas de convento, la Ciénega grande de
malambo y la de Mesolandia, gracias a la invasión y relleno de sus humedales
para establecer grandes empresas que supuestamente iban a traer desarrollo y
empleo, sumado al alto grado de contaminación que inicio muchos años atrás,
cuando ofrecían a boca llena urbanizaciones con acueducto propio y
alcantarillado, lo que a la postre termino ni con lo uno ni lo otro, pero sus
aguas servidas comenzaron a ser vertidas en estos cuerpos de agua, cosa que con
el pasar del tiempo no ha parado, sino por el contrario ha incrementado, pues
ya no solo son esas urbanizaciones, sino el alcantarillado de todo el municipio
y también las aguas residuales de las empresas e industrias montadas en sus
alrededores, recibiendo contaminación química, residuos orgánicos y metales
pesados, sin que ningún órgano de control haya tomado cartas en el asunto, por
el contrario se expidieron una y otra vez, licencias ambientales que entregaron
el visto bueno a la contaminación no solo de los cuerpos de agua, sino arrasando
con la fauna, la pesca y la flora que los caracterizaba.
Hoy con una organización de
pescadores y ambientalistas divididos en innumerables asociaciones que trabajan
más por lo individual que por lo general, incapaces y poco interesados en
ponerse de acuerdo y en organizarse en un solo bloque para defender la naturaleza
de la Ciénega como fuente básica de su sustento, nuestros cuerpos de agua
mueren irremediablemente, ante la indiferencia de quienes fueron elegidos para
protegerla como factor fundamental del medio ambiente local
Pero no contentos con esta
situación, los más recientes gobiernos municipales incluido el actual, gracias
a la modificación del plan de ordenamiento territorial realizado en el célebre
gobierno de Adolfo Bernal que cambió de reserva natural a zona de desarrollo
industrial las zonas “protegidas” de nuestros cuerpos de agua, se han tomado el
trabajo de autorizar la compra y relleno de las Ciénegas de Malambo y
Mesolandia, para la construcción de bodegas gigantes que cruzan inmisericordemente
sus humedales y hasta estaciones de gasolina que aportan otros elementos
químicos derivados del petróleo a su total deterioro
Es importante señalar que a
pesar de que esas modificaciones al plan de ordenamiento territorial quedaron
sin piso legal al no contar con el visto bueno de la C.R.A, aun hoy se sigue
entregando licencias de construcción sobre estos humedales a orillas de la
carretera oriental y la vía a Caracolí o sexta entrada, lo que a la postre va a
dar el toque final para que los humedales de Malambo, queden encerrados detrás
de bodegas y empresas contaminantes que no vacilaran en seguir vertiendo sus
químicos y residuos pesados en lo que alguna vez en nuestra historia indígena,
fue catalogado como el epicentro del desarrollo de nuestro pueblo, pues gracias
a nuestros cuerpos de agua, los indígenas Mokana, comercializaron con indígenas
de otras regiones canjeando cazabe, artesanías y pescado, por sal, oro y otros
animales que permitieron variar su dieta alimenticia, llevo a nuestros ancestros a ser uno de los pueblos
más prósperos de esta región de lo que hoy es nuestro país
Siempre hemos pensado que
más que bodegas y empresas contaminantes que crecen y crecen sin control en
esta zona, nuestros cuerpos de agua deben ser recuperados, descontaminados y
exhibidos como zona ecoturistica y cultural de un municipio que a pesar de
poseer tanta historia, tiene muy pocos dolientes incluso de quienes dependen
económicamente de las Ciénegas y que desde el principio debieron mantener una
firme posición contra su destrucción
Causa pena ajena que
mientras muchos municipios y ciudades de Colombia anhelan tener unos cuerpos de
agua grandes y paisajísticos como los nuestros, nosotros le hayamos dado la espalda, dejando que
gobernantes y empresarios forasteros, hayan convertido en cloaca, lo que debería
ser nuestra mayor fuente de orgullo y de riqueza.
Alex
Miranda Charris
Periodista