Luego de una campaña
electoral que acelero después de navidad e hiso una pequeña pausa en los cuatro
días de carnaval, para posteriormente desembocar en los cuatro últimos días cruciales,
no hubo mayores sorpresas en nuestro municipio, pues desde un principio los
lideres o dirigentes de la mayoría de las campañas fuertes, mostraron sus
cartas y estrategias para más que cautivar, amarrar y comprometer los votos de nuestros
conciudadanos.
Pudimos apreciar de cerca la
presión descarada y arrogante de los colegios privados sobre los padres de
familia cuyos hijos son beneficiarios de las becas que el estado otorga a
estudiantes de escasos recursos o desplazados, para que comprometieran
determinado número de votos de familiares o conocidos a favor de los candidatos
del partido político de la administración municipal, que adelanto la firma de
los contratos de dichas becas con los privados, precisamente para este fin,
igual sucedió con el programa de viviendas gratis y ni que decir con los
empleados públicos, obligados a llenar cuanta reunión se realizó, además de
colocar determinada cantidad de votos con tal de mantener el cargo que le fue
asignado.
Hasta el momento no hemos
comentado nada nuevo, nada que no se haya venido haciendo antes, nada que no
haya ocurrido con anterioridad, pues por otro lado los dirigentes importantes
pero ya sin poder, desplegaron por su parte una campaña cargada de gran
desconfianza hacia el elector, pero con mucho dinero y sorprendentes propuestas
de entrega de electrodomésticos, aparatos de alta tecnología y no podía faltar
por supuesto, la entrega de lotes. Pero todo no solo a cambio de un determinado
número de votos, según lo que necesitara el interesado; pero la cuestión no llegaba
hasta allí, pues para sellar el pacto la persona debía firmar un pagare en
blanco e incluso colocar su huella digital, como garantía de cumplimiento.
En otra esquina del proceso
que acaba de culminar, se abrieron paso con mucha fuerza, unas campañas muy
particulares que barrieron, literalmente hablando, todos los rincones del
municipio en busca de personas sin compromiso y dispuestas a venderles el voto,
cosa que no les resulto para nada difícil, pues nuestra frágil democracia no
tiene como combatir estos actos de corrupción, que mal acostumbran al ciudadano,
renunciando a la posibilidad de elegir la mejor opción por elegir sin importar
las propuestas a quien más ofrezca.
Tan solo nos queda preguntar
¿quién controla los abusos sobre la comunidad que es beneficiara de los
programas del estado en época electoral, quien vigila el cumplimiento de los
topes de gastos establecidos en la ley, para las campañas electorales. Pero
sobre todo de donde sale tanto dinero para financiar algunas campañas, cuyo
gastos superaron cualquier cifra imaginable?
A quienes quieren empavonarse
con los resultados alcanzados, hay que recordarles que si bien los candidatos
les entregaron la confianza, también de una manera u otro hicieron el mandado a
la corrupción y dejaron claro que ellos no necesitan hacer propuestas a una
comunidad que ya se acostumbró a no prestar atención a compromisos de posibles
soluciones a unos problemas a los que una inmensa mayoría está adaptada y lamentablemente
acostumbrada, ya que después que haya quien ofrezca platica por el voto o
cualquier otra cosa que lo beneficie en particular, para que buscar más.
Un pueblo que elige a corruptos, no es
víctima, es cómplice. Anónimo
Alex Miranda Ch
Periodista