Cuando la gente de Malambo se volcó a
las urnas en octubre del año 2011, no solo lo hizo para castigar la mala
administración y la arrogancia que envolvía la administración de Adolfo Bernal
y su jefe político Robín Hernandez con toda su corte.
La gente en verdad salió a votar por
un cambio de actitud en el manejo del municipio, de sus recursos y hasta de la
gente que estaba al frente de los cargos públicos del municipio, muchos de los
cuales ya completaban ocho años inamovibles en los puestos y con resultados
lamentables para el municipio, pero muy beneficiosos para ellos y su jefe
político.
Pero a pesar de los cambios implementados
en la mayoría de las dependencias con la llegada de profesionales naturales o
residentes en el municipio, hasta ahora el municipio siente que el cambio por
el cual votaron no ha llegado y por el contrario con el paso de los días se
esfuma entre escándalos y denuncias de corrupción y desgreño, gracias a la
aplicación de las mismas practicas por las que votaron en contra.
Están muy equivocados quienes piensan
que Malambo le exigiría a Víctor Escorcia la realización de un millar de obras
o el saneamiento fiscal inmediato del municipio o la solución final de los
problemas de servicios públicos del municipio, claro que se esperaba que poco a
poco se llegara a ello e incluso no había inconveniente si se daban muchos
pasos para que quien siguiera terminara el proceso.
El cambio que la gente esperaba era
funcionarios locales con humildad, honestidad e interés de sacar al municipio
adelante por encima de los intereses particulares o personalistas, funcionarios
de a pie, que atendieran la gente en los pasillos, en sus oficinas y que
ayudaran a recuperar la confianza de la comunidad en la nueva dirigencia
política que parecía gestarse con la elección de Escorcia Rodríguez.
Pero aun que algunos funcionarios se
esfuerzan en mantener su sencillez y trabajar cerca a la comunidad, también es
cierto que lamentablemente un grupo bastante numeroso, se han distanciado de la
comunidad e incluso de los lideres que ayudaron al proceso de elección,
revistiéndose en un halo de arrogancia y prepotencia que sorprende, pues varios
de ellos eran profesionales comunes y corrientes, que vivían del día a día como
muchos en el municipio y hoy de la noche a la mañana los vemos montados en
lujosos vehículos, motos y casas de varios pisos, bienes materiales que ajeno a
la manera como los hayan adquirido, los ha hecho creerse seres superiores desde
el pequeño espacio de poder que manejan, creyendo que el mismo durara para
siempre.
A esto sumemos los procesos de
corrupción que se están empezando a develar en todos los frentes de la
administración, bajo las mismas estrategias de las anteriores administraciones
y a veces con los mismos coprotagonistas, hecho que ha generado en un
desencanto total de una comunidad que esperaba más de un alcalde que ha
mostrado poco carácter y determinación en imponer su liderazgo, lo que no va a
permitirle enrumbar las riendas de su
administración, pues tocaría asumir la responsabilidad de expulsar a varios de
los arrogantes funcionarios que boicotean el proceso y cortar de raíz las
bondades que a lo largo de estos dos años de gobierno ha tenido con los
dirigentes políticos de su partidos y los aliados que le ayudaron a elegir y
que hoy guardan testimonios escrito de ello y con lo cual hacen cumplir los
pactos, muy a pesar de las posibles consecuencias políticas y administrativas
que puedan implicar.
En conclusión. Lo que Malambo esperaba
de la administración del cambio era que realmente hiciera un mejor Malambo
posible con sencillez, humildad y compromiso en sacar al municipio adelante,
pero a medida que pasan los días, es indudable que de esas premisas se esta
cada vez más lejos, pero paradójicamente cada vez más cerca de las viejas
practicas de corrupción y soberbia por las que tanta gente salió a votar en
contra.
Alex
Miranda Ch
Periodista